El Martes 7 de febrero, decenas de alumnos de
tercero, ilusionados por romper con la rutina, nos dirigimos al salón de Usos
Múltiples Municipal de Íllora para la inesperada visita de los presos de
Albolote.
Cuando los cinco
hombres,de mirada triste y sonrisa melancólica cruzaron el pasillo en dirección
al escenario, un murmullo empezó a llenar la sala, a la vez que se producía un
tímido aplauso que poco a poco cogía fuerza, recibiendo a la anciana voluntaria
que introducía la charla.
Uno a uno, los presos,
todos ellos escogidos, concienciados y arrepentidos, procedieron a explicarnos
lo que era su vida -y lo que podía haber sido-, cómo lo echaron todo a perder
-por las drogas en su mayor parte- y las consecuencias que esto les ha
acarreado: estar en la cárcel, sin ver a su familia o seres queridos y sin
acordarse casi del mundo que les rodea. Historias tristes, que producieron más
de un momento emotivo y sensible y que alimentaban el silencio de los atónitos
estudiantes, que asimilaban y analizaban la información, dándose cuenta de que
la vida a veces no es tan fácil, y de que hay otras realidades, de que la
cárcel no es un sitio en el a alguien le gustaría vivir y que las acciones,
conllevan consecuencias.
La temida ronda de
preguntas comenzó, como siempre, con una fría acogida por los alumnos, que
chinchaban a su amigo que no tiene vergüenza o al listo de la clase para que
hiciera alguna pregunta, pero poco a poco, instados por perder la siguiente
hora, todos y cada uno de los asistentes fueron haciendo sus preguntas, creando
un agradable ambiente con los presos.
Para finalizar, un
mensaje claro y preciso de los visitantes:"Ojalá nunca os veáis como
nosotros".
Una emotiva y moralizante
charla que siempre recordaremos: porque nos ha hecho darnos cuenta de la dureza
de la vida, nos ayudará a ser mejores personas y a pensar las cosas antes de
hacerlas.
Fran Palma 3º D
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